Cada punto es producido por un diminuto bastón metálico, también llamado alambre o pin, que es empujado por un pequeño electro imán, bien directamente o mediante un mecanismo de palancas. Enfrente de la cinta de tinta y del papel hay una pequeña guía agujereada para servir de guía a los bastones.
La parte móvil de la impresora es conocida como la cabeza de impresión, que generalmente imprime una línea de texto en cada movimiento horizontal sobre el papel. La mayoría de impresoras matriciales tienen una sola línea vertical de bastones metálicos de impresión. Otras tienen varias columnas entrelazadas para incrementar la densidad de puntos y, por tanto, la resolución de la impresión.
El ámbito va de las impresoras de 1 pin (empleadas en calculadoras e impresoras baratas para equipos de 8 bits), 9 pines (la más utilizadas), 18 pines (muy poco frecuentes), 24 pines (que copan la gama alta) y 27 pines (récord ostentado por la Apple ImageWriter LQ).
Aunque estas máquinas son muy duraderas, con el tiempo pierden eficacia. La tinta invade la guía de la cabeza de impresión, provocando que la suciedad se acumule, lo que termina deformando la forma circular de los agujeros en dicha guía, y en definitiva reduciendo la precisión de los bastones.
Actualmente se siguen vendiendo este tipo de impresoras, incluso con los grandes avances tecnológicos aplicados a la impresión. Muchas empresas de renombre y experiencia en este campo, venden modelos nuevos adaptados a los computadores y sistemas operativos modernos. El mercado donde se mueven este tipo de impresoras suelen ser la pequeña y mediana empresa y las administraciones públicas, especialmente en los casos en los que se utiliza papel auto-copiante, pues este tipo de papel necesita siempre un impacto mecánico para realizar su función correctamente.
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